Entre estos destacan: aumentar el consumo de frutas y vegetales, reducir la ingesta de queso, papas fritas, panceta, salsas, alimentos en conserva, comidas chatarra, tortas y pizzas.
Y sobre todo, comer con menos sal.
Pero también practicar ejercicios físicos (puede bastar con una buena caminata diaria de 40 minutos) y dejar de fumar si es que uno lo hace.