Muy por el contrario, el calentamiento es un componente fundamental para realizar ejercicios. Comprender unas pocas cuestiones fisiológicas ayudará a reconocer la necesidad del mismo.
La sangre transporta sustancias necesarias para que los músculos puedan producir energía (entre ellas el oxígeno). Al estar en reposo, un corazón promedio bombea 5 litros de sangre por minuto de los cuales el 20% son derivados hacia los músculos, el 14% al cerebro, el 27% al hígado, el 22% a los riñones, y el resto hacia otros lugares del cuerpo.
No obstante, al realizar una actividad intensa, esta cantidad se quintuplica, y se distribuye principalmente a los músculos (que acaparan un 84% del volumen sanguíneo).
Entonces, iniciar una actividad de forma muy intensa no permite una correcta irrigación de los músculos, y esto conlleva a muchos deportistas a "ahogarse" en el comienzo de un entrenamiento exigente.
Además, se debe mencionar otros factores que justifican la entrada en calor. Uno de ellos es la necesidad de aumentar la temperatura corporal. Unos 10-15 minutos de actividad suave permitirán subir un grado centígrado el calor de los músculos, y así evitar viscosidad y rozamiento en los mismos y favorecer su contracción.
De esta forma se ayuda a prevenir lesiones, ya que un buen calentamiento también permitirá lubricar mejor las articulaciones mediante líquido sinovial.
Por último, no hay que dejar de mencionar la importancia del factor psicológico que conlleva toda entrada en calor. La misma debe aprovecharse para enfocar la concentración en el entrenamiento de la jornada y preparar así la transmisión de impulsos nerviosos.
En síntesis, no debe eludirse esta parte fundamental de la actividad física, aún cuando los tiempos que se dispongan sean mínimos. Unos minutos al comienzo de la rutina pueden salvar de futuras lesiones y ayudar a mejorar el rendimiento del trabajo principal.
Por David Flier para FitnessOnline.com.ar